La ampliación de la Autopista Duarte, un proyecto liderado por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), lejos de ser un alivio para los transeúntes, se ha convertido en una fuente de constantes quejas debido a los retrasos y los interminables congestionamientos que genera la construcción.
Desde septiembre de 2024, cuando el ministro Deligne Ascención anunció la reconstrucción de la vía desde el kilómetro 9 hasta el kilómetro 14, los residentes y conductores han visto sus rutinas trastornadas. Aunque el proyecto promete un total de 14 carriles y una inversión superior a RD$1,200 millones, el panorama actual no es alentador.
Kenny Fermín, habitante de la zona, lamenta el impacto en su día a día: “Es difícil de noche y también de día. Muchas veces tengo que caminar tramos largos para tomar transporte público porque los carros son un problema”.
La obra, que en teoría debería descongestionar el tráfico y facilitar la movilización de más de 150 mil vehículos diarios, enfrenta críticas por la falta de asfalto, iluminación y arborización, elementos prometidos en la planificación inicial.
Anderson Genao, chófer frecuente en la autopista, describe el caos diario: “Uno sabe durar hasta tres o cuatro horas. Es un poco caótico. El flujo de pasajeros ha disminuido porque el tránsito se hace insoportable”.
El proyecto, iniciado en 2022, busca transformar esta importante arteria vial con más carriles, mejor infraestructura y un diseño urbano renovado. Sin embargo, la paciencia de los usuarios parece estar agotándose ante las demoras y las condiciones actuales del tramo.
Aunque la visión a largo plazo del MOPC es reducir los embotellamientos, los transeúntes esperan con ansias que se acelere la culminación de las obras para poder recuperar su normalidad y transitar por una vía que cumpla con las promesas hechas.