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Saltarse la Vacuna del Sarampión Implica Pérdida de Protección contra Rubéola y Paperas

La vacuna contra el sarampión es un biológico trivalente que ofrece protección no solo contra esta enfermedad, sino también contra la rubéola y la parotiditis (paperas). A pesar de la importancia de su aplicación, la disminución en la cobertura de vacunación podría aumentar el riesgo de brotes, según advirtió el doctor José Brea del Castillo, presidente de la Sociedad Dominicana de Vacunología.

La vacuna triple viral forma parte del esquema nacional de inmunización y se administra en dos dosis: la primera a los 12 meses de edad y un refuerzo a los 18 meses. Según el especialista, este cambio en el calendario de vacunación, que anteriormente ubicaba la segunda dosis entre los 4 y 6 años, se realizó para garantizar una mejor protección antes del ingreso escolar, etapa en la que los niños tienen mayor interacción con sus pares.

El doctor Brea del Castillo expresó su preocupación por los movimientos antivacunas y la falta de acceso a la inmunización, factores que pueden comprometer la salud pública. «El sarampión es la enfermedad más contagiosa que existe. Se transmite por el aire y sus partículas pueden permanecer suspendidas durante horas, lo que incrementa el riesgo de infección», señaló.

Actualmente, hay brotes activos de sarampión en varios países de la región, incluidos Estados Unidos, Canadá, México, Argentina y Brasil. Sin embargo, en República Dominicana, el último caso autóctono fue reportado en 2001, mientras que los casos de rubéola y rubéola congénita fueron registrados por última vez en 2006 y 2007, respectivamente. En 2016, el país fue declarado libre de sarampión.

Entre 2020 y 2024, se notificaron 737 casos sospechosos de sarampión en el país, todos ellos investigados y descartados. En 2024, la cobertura de vacunación alcanzó el 94.4 % para la primera dosis y el 78.9 % para la segunda.

El doctor Brea del Castillo también instó a que la Vacunología sea incorporada como materia en las universidades, dado que muchos nuevos profesionales de la salud nunca han estado en contacto con casos de sarampión o rubéola, lo que podría derivar en diagnósticos erróneos. «Es fundamental que las nuevas generaciones de médicos estén capacitadas para reconocer estas enfermedades y actuar con rapidez en caso de un brote», concluyó.